viernes, 10 de agosto de 2012

Día 12: 2 de agosto, Lamgmusi " Home God Festival" (2 parte)

Bajamos la ladera hasta el valle donde estaban nuestras tiendas y mientras nos preparaban el almuerzo estuvimos jugando con los niños y viendo como separan la mantequilla de la leche en una especie de centrifugadora que hay que hacer girar manualmente con una manivela. La vida de esta gente es bastante dura, ya que, no paran de hacer cosas sobre todo las mujeres y es un ciclo de trabajo que día tras día se repite y que no pueden dejar de hacerlo incluso aunque llueva o haga frío porque los animales necesitan de sus atenciones. Así que las mujeres prácticamente no descansan. 




Después de almorzar ensillamos los caballos y con mucha pena nos despedimos de esta gente que tan bien nos había acogido en su humilde hogar. No sin alguna dificultad nos subimos de nuevo al caballo para seguir el camino de vuelta hasta cruzar de nuevo la garganta de la montaña del bosque de piedra rojo y el océano de flores, está vez sólo lo atravesamos lateralmente porque nuestro nuevo destino quedaba más hacia el este.




Al atravesarlo, Tasi (nuestro guía) decidió parar a descansar y pudimos disfrutar tumbados de los pocos rayos de sol que quedaban porque se acercaba rápidamente una tormenta por el horizonte. Tras 20 minutos de descanso y algo nerviosos por si nos pillaba la tormenta, le pedimos a Tasi que retomara la marcha y tras ensillar de nuevo los caballos nos dispusimos a subir la última y empinada ladera para alcanzar tras una hora de cabalgata nuestro siguiente destino, la montaña del Dios Huagai. Llegamos sobre las 17:30 de la tarde y conseguimos esquivar la lluvia de milagro, ya que veíamos como la tormenta pasaba muy cerca de nosotros pero no nos afectó.




Al llegar al campamento nómada nos recibieron una mujer y su hija de unos 14 años que serían nuestras anfitrionas en su tienda nómada, esta vez era una tienda negra hecha con lana de yak y madera mucho más bonita que la de la noche anterior. La disposición interior era similar a la anterior pero esta tienda tiene una franja abierta en la parte central por la que puede escapar el humo de la cocina-estufa con mayor facilidad.


Aquí, al tener un poco más de tiempo, hemos podido compartir algunas de las muchas tareas diarias que las mujeres tienen que realizar. Hemos bajado a por agua a unas pequeñas pozas donde mana el agua y también hemos participado en la recogida del rebaño de yaks. Al terminar todas estas cosas ya con la puesta de sol, nos recogimos dentro de la tienda para cenar y dormir esta vez todos juntos en la tienda principal. Ha sido una experiencia muy auténtica y que nos ha encantado, así que invitamos a probar a todo el que venga por aquí.

1 comentario:

  1. Que paisajes tan espectaculares y qué alucinante la experiencia!

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