viernes, 17 de agosto de 2012

Día 14: 4 de agosto, de Langmusi a Jiuzhàigōu

Hoy salimos de Langmusi a las 10:00 de la mañana camino de Jiuzhàigōu con un coche privado que Liyi se había encargado de contratar por 900Y. El coche se supone que lo contratábamos para nosotros solos, pero cuando nos vamos a subir el conductor aparece con un acompañante, como nos parece extraño le preguntamos a Liyi y ésta a su vez le pregunta al conductor, que le dice que solo nos acompañará 3 Km. hasta la carretera principal, así que le decimos que no nos importa e iniciamos el viaje.

Pasan más de 3 Km. y el chico no se baja, no decimos nada pero no nos parece bien que nos mientan. Cuando el conductor para a repostar y se baja del coche le señalo en la guía el nombre de Jiuzhàigōu y el chico me asiente con la cabeza. Ya esta tclaro, el conductor ha aprovechado el viaje para llevar al chico, cosa que nos parecería bien si no nos hubiera mentido. El viaje en coche dura 5 horas, así que unas veces vamos leyendo otras durmiendo, pasando el rato como podemos.

Como a mitad de camino, me doy cuenta de que el conductor tiene síntomas de cansancio y le cuesta mantener los ojos abiertos así que, le toco el hombro y le aviso de que si tiene sueño mejor que pare. Me dice que todo va bien pero, 1 Km. más adelante ya no puede más y le vence el sueño, justo cuando esta a punto de llevarse por delante a un motorista se despierta y de milagro lo esquivamos, casi chocando con otro coche que venía en sentido contrario. Inmediatamente hago que pare el coche e intento que se de cuenta de la gravedad del asunto, pero el se ríe y dice que está bien y no pasa nada. Entonces es cuando empiezo a decirle de todo, primero en inglés, luego por gestos y luego en castellano que es como mejor me expreso. A tal punto llega mi cabreo que al conductor le cambia la cara y la sonrisita que tenía hace un momento se le borra de inmediato. Decido esperar a que se despeje para poder continuar de forma segura, por lo menos hasta la hora de comer. Una vez reemprendemos la marcha, ya no le quitamos el ojo de encima, lo que hace que el viaje se vuelva bastante incómodo siempre pendiente del conductor y de sus ojos mirándolo por el espejo retrovisor.


Por fin, llegamos al cruce donde te desvías a Jiuzhaigou, a unos 13 Km de Songpan y el conductor decide parar a comer en un restaurante de carretera donde no hay carta en inglés. Nos ayuda a pedir una sopa de pasta muy típica de la zona y nosotros pedimos una especie de ensalada de pimientos señalándola con el dedo. Todo esta buenísimo, aunque seguimos con el susto metido en el cuerpo. Alargamos todo lo que podemos la sobremesa para que el conductor se despeje, pero en vez de aprovechar y dormir ese tiempo él está dando vueltas sin hacer nada. Los chinos son muy cabezotas y menos reconocer que lo estaba haciendo mal haría cualquier cosa!!


Reanudamos la marcha sobre las tres y cuarto y aún nos quedaba una hora y media de calvario por puertos de montaña y por si fuera poco, la última hora lloviendo y con el conductor cerrando los ojos. Al fin, sobre las 17:15 dimos con nuestro hotel que estaba bastante apartado de la carretera principal del parque y el conductor, al contrario de lo que nos había dicho, no sabía donde estaba. Después de varias llamadas, dimos con el dueño del alojamiento donde íbamos (Zhou Ma´s Guesthouse) y se acerca con su coche a la carretera principal para recogernos.

A la hora de pagar al conductor le dijimos que llamara a Liyi para contarle todos los problemas que habíamos tenido y que no pensábamos pagarle lo acordado sino 300Y menos por ser tres en el coche. Al principio no quería llamar pero, finalmente con la ayuda del señor del hotel conseguimos hablar con Liyi y contarle lo sucedido y lo que le íbamos a pagar. Liyi nos dio la razón en todo y nos dijo que le pasáramos al conductor que, tras una pequeña discusión al teléfono había dejado de reírse. Tras un tira y afloja entre el conductor, Liyi al teléfono y nuestro nuevo conductor, conseguimos que aceptara de mala gana el dinero y nos vamos a nuestro alojamiento.



Llegamos al Zou Ma Guesthouse bastante nerviosos por el mal trago que nos había hecho pasar el conductor, pero una cerveza y un paseo por los alrededores de la casa rural hace que nos olvidemos de lo sucedido.


Nos quedamos el resto de la tarde en el hotel conociendo al resto de inquilinos y a nuestra anfitriona, la señora Amma, una mujer tibetana muy agradable que a pesar de no hablar inglés nos atendió muy bien. Estuvimos charlando con una pareja chino-holandesa muy simpática que nos informaron de cómo visitar el parque de Jiuzhàigōu al día siguiente. Finalmente después de cenar todos juntos en la casa nos fuimos a dormir, ya que al día siguiente había que estar a las 7:00 en la entrada del parque.

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