lunes, 20 de agosto de 2012

Día 16: 6 de agosto, Jiuzhàigōu – Lijiang (Yunnan)

Hoy empezamos el día prontito por la mañana ya que, tenemos que llegar al aeropuerto antes de las 7:30. Como nuestro alojamiento está a más de una hora del aeropuerto, salimos a las 6:30, y nos llevamos el desayuno para el camino. El taxista parece buen conductor y la carretera está bastante despejada a esas horas, pero nada más salir nos cruzamos con otro taxista que al parecer es amigo del nuestro y a partir de ahí se dedican a correr para ver quién llega antes al aeropuerto. Aparte de correr, también vale obstaculizarse a la hora de adelantar, así que lo que parecía un viaje tranquilo se convierte en una carrera de los autos locos. Por fin, llegamos al aeropuerto sanos y salvos pero, con el honor herido por haber perdido la carrera en un último adelantamiento triple con curva peligrosa incluida. Bueno lo importante es llegar y visto lo visto, el conductor ha cumplido su cometido.

Hoy dejamos la provincia de Sichuan, donde hemos estado desde que llegamos a Langmusi y nos dirigimos a Lijiang en la provincia de Yunnan. Esta provincia hace frontera con el Tíbet actual y con Birmania, Laos y Camboya, por lo que presenta una variedad de gentes y paisajes enorme. Más de la mitad de las minorías étnicas de China viven en Yunnan y eso junto con sus espectaculares paisajes es lo que nos ha atraido para venir. En esta ocasión sólo visitaremos el norte de la provincia (Lijiang y Dali) o sea la zona más próxima al Tíbet. Para volar a Lijiang haremos escala en Chongqing puesto que no hay vuelo directo desde Jiuzhàigou.

El avión sale con 20 minutos de retraso pero llegamos a Chongqing a tiempo. El, siguiente vuelo entre Chongqing y Lijiang se retrasa más de una hora, por lo que pasamos el rato dando vueltas por el aeropuerto. Finalmente, salimos hacia Lijiang con la esperanza de que la persona que nos tenía que recoger en el aeropuerto para llevarnos al hotel siga allí cuando lleguemos. Nuestro hotel, Huifeng Inn, está a unos 5 km. de Lijiang en la pequeña localidad de Shùhé y por reservar tres noches con ellos nos regalaban el traslado del aeropuerto al hotel. Cuando salimos de recoger las maletas, un chico que llevaba un cartelito con nuestro nombre estaba esperando, afortunadamente para nosotros. En media hora estábamos llegando al pueblo de Shùhé y a sus adoquinadas callejuelas. El conductor muy amable nos acompaña hasta el hotel desde el parking (porque parte de las calles son sólo peatonales) y allí nos recibe Cherry con una esplendida sonrisa. Cherry se ha encargado de gestionar nuestra reserva y tras las presentaciones nos sube a la habitación y nos deja relajarnos mientras ella hace el check in con nuestros pasaportes.



Cuando nos habíamos refrescado y organizado un poco la habitación, bajamos para buscar un restaurante donde comer y cenar todo junto, ya que eran las 18:00 y estábamos casi con el desayuno rápido del taxi y con un tentempié que nos dieron en el avión. Cherry muy amablemente nos preguntó que tipo de comida queríamos y cuando le dijimos que comida local, nos dijo que la siguiéramos.

Ella se encargó de llevarnos al restaurante y de traducirnos la carta para que pudiéramos elegir. En los restaurantes locales la carta está sólo en chino y resulta difícil pedir si ningún camarero habla inglés, como era el caso. Pero, gracias a Cherry no tuvimos ningún problema y cenamos estupendamente un pescadito de la zona, bien frito y con salsa de cacahuetes, mijo y chili (buenísimo!) y unas setas de temporada.



Después de cenar fuimos al hotel para organizar el día siguiente y reposar un poco la comida porque estábamos llenos. Estuvimos hablando con Cherry sobre las diferentes opciones para visitar la zona y al final decidimos que mañana iríamos a Lijiang pasando antes por un pequeño pueblecito llamado Báisha a tan solo 4 km de Shùhé.

Al caer la noche fuimos a pasear por el pueblo y perdernos por sus empedradas calles llenas de canales y casitas de piedra y madera. Este pueblo fue antigua parada de la Ruta del Té y los Caballos que unía el suroeste de China con la India y que se utilizó desde el siglo VII hasta la Segunda Guerra Mundial. 



El ambiente nocturno en Shùhé es más tranquilo que en Lijiang pero, aún así, no nos libramos de las tiendecitas y las luces de los restaurantes y pubs que iluminan sus calles y nos invitan a entrar para escuchar música en vivo y tomar unas cervezas. Nosotros preferimos perdernos por sus calles y pasar el rato paseando y viendo tiendas hasta que el cansancio nos obliga a retirarnos a dormir.

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