jueves, 9 de agosto de 2012

Día 11: 1 de agosto, excursión a caballo por los alrededores de Langmusi (3300-3600 m).

Hoy nos hemos levantado a las 8:00 y hemos desayunado tranquilamente en el Black Tent Cafe porque hasta las 10:00 no habíamos quedado con Liyi para empezar nuestra clase de introducción de montar a caballo.

Dejamos todas nuestras maletas en el hotel y sólo nos llevamos unas pequeñas bolsas con ropa de abrigo y cosas de higiene, y como nos avisan de que en las praderas altas puede hacer mucho frío alquilamos dos abrigos tibetanos en el propio hotel (10 Y por día).

Nos encontramos con Liyi a las 10:00 y tras explicarnos que aquí las riendas se llevan en una sola mano y hacer alguna práctica con el caballo nos decidimos a salir con nuestro guía “Tasi”. Algo nerviosos al principio por controlar y acostumbrarnos a los caballos conseguimos atravesar la calle principal del pueblo esquivando motos, coches y algún camión y salimos a campo abierto y continuamos por las laderas siguiendo el curso del río del Dragón Blanco.

Tras una media hora de cabalgata y pasados los nervios iniciales empezamos a disfrutar de la experiencia y del estupendo paisaje que nos rodea mientras subimos y bajamos laderas teniendo que cruzar varias veces algunos riachuelos que nos encontramos en nuestra ruta.

Sobre las 12:00 llegamos a una gran explanada cerca del nacimiento del río del Dragón Blanco, donde hay varias tiendas nómadas montadas con sus perros y rebaños y que suelen preparar el almuerzo a los grupos de excursiones a caballo de un día que llegan hasta aquí.


Desmontamos de los caballos y descansamos durante una hora en una de estas tiendas nómadas donde nos están preparando la comida, algo de verduras y arroz, pero que después de la cabalgata nos sienta muy bien.


Tras el descanso retomamos la marcha hacia el “Océano de Flores” durante otras dos horas, esta vez sólo en sentido ascendente hasta parar en un alto para descansar donde encontramos a otro grupo de jóvenes chinos que hablaban inglés y con los que pudimos conversar un rato hasta que se marcharon bajando la montaña por donde habíamos venido nosotros.


Descansamos aquí unos 40 minutos viendo a los caballos pastar libremente y a los yaks que se acercaban peligrosamente a nosotros y que nuestro guía de vez en cuando espantaba con un grito porque pueden ser peligrosos y embestir. Por suerte el clima nos había respetado y hacía una tarde soleada, por lo que pudimos disfrutar de unas estupendas vistas durante todo el trayecto.



La última etapa del día de hoy fueron otras dos horas a caballo, esta vez atravesando el “Océano de Flores” que es un humedal lleno de flores y hierba fresca, donde los caballos disfrutaron parándose a pastar cada 2 minutos, por lo que nos costó bastante esfuerzo atravesarlo, aunque el paisaje era precioso. La última hora del trayecto fue atravesando la garganta que forma “El Bosque de Piedra Roja”, una serie de montañas de color rojizo.

Sobre las 19:00 la garganta se abrió y pudimos divisar un pequeño valle con varias tiendas nómadas al lado del río y tras ir sorteando las distintas tiendas y a sus perros (son peligrosos porque están entrenados para matar lobos y reaccionar ante extraños), llegamos a nuestra tienda a los pies de la “Montaña del Dios Gehesu” donde mañana se iba a celebrar un gran festival sagrado para los nómadas de la región.

La familia que nos alojaba esta noche en su tienda nos recibió muy amablemente, nos ayudaron a desmontar y recoger nuestras cosas y una vez que pudimos recuperar el movimiento de nuestras piernas (porque no os imaginais cómo nos dolían las rodillas y el culo después de casi 6 horas a caballo!!!), nos invitaron a pasar a la tienda, sentarnos y tomar un té mientras se acababa de cocinar la cena.


Estas tiendas son muy básicas porque las montan y desmontan continuamente buscando prados verdes para sus rebaños de ovejas y yaks. Son de unos 16 m2 y de planta cuadricular y suelen tener la misma disposición en su interior. Al entrar a la izquierda tienen una zona de almacenamiento del combustible (excrementos secos de yak) que utilizan para la estufa y cocina. En la zona central tienen la cocina-estufa con su tubo de salida de humos al exterior y en los bordes de la tienda tienen la despensa y la zona de almacenamiento de sus enseres. Toda la zona derecha se destina al descanso, sirviendo de comedor durante el día y de dormitorio durante la noche.

Bien, pues después de recoger algunos excrementos de yak y jugar un poco con los pocos niños del campamento llegó la hora de recoger al ganado para atarlo junto a las tiendas y así poder ordeñarlo por la mañana temprano, que es cuando se obtiene la mejor leche. Leche que hierven y después baten para sacarle la mantequilla y con la leche ya desgrasada hacen el rico yogurt.


Una vez recogido todo el ganado se hizo la hora de cenar y nos metimos todos dentro de la tienda para estar más calentitos puesto que fuera ya hacía bastante frío incluso con los abrigos tibetanos puestos. Después de cenar estuvimos intercambiando gestos y palabras y aunque no dijimos nada en tibetano nos pudimos entender bastante bien y hasta nos hicimos unas risas. Más tarde nos fuimos a una tienda aparte más pequeña para dormir en sacos bien calentitos porque mañana prontito hay que levantarse, para subir a la montaña y asistir al festival.

2 comentarios:

  1. Yo os quiero ver con esos abrigos tibetanos.... Debeis de estar de monos!!!

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  2. la verdad esque eso es una excursion y lo demas tonterias jijiji.
    tuvo que ser una gozada estar ahi y poder contemplar esos paisajes y la tranquilidad que reporta de estar en un sitio asi.

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