martes, 31 de julio de 2012

Día 7: 28 de Julio, Tongren (Repkong)

Empieza nuestro segundo día en Tongren, desayunando en la habitación del hotel un zumo y unas tortitas de cereales con miel que ayer compramos en un súper, porque aquí los desayunos en los restaurantes son a base de sopas o fideos y nosotros preferimos algo más occidental y como en el hotel no te ofrecen desayuno ayer compramos algo en el “súper” que tenemos enfrente del hotel.


Parece que el día no ha salido malo, así que primero iremos a la estación a comprar los billetes de mañana para Xiàhé. Nos acercamos andando, ya que está a unos diez minutos del hotel y una vez allí cuando preguntamos para comprar los billetes, la mujer del mostrador nos dice que hasta las 12:00 no podemos comprarlos (cosas de los chinos!!). Así que cogemos un taxi y nos vamos a visitar dos de los templos que están por los alrededores de Tongren, conocidos conjuntamente como Wútún Sì. Están a unos 6 Km. de distancia de la ciudad y el taxi nos cuesta 20 yuanes, aunque el taxista nos quería cobrar 30 Y. Pero después de una pequeña discusión, acepta los 20 Y y se va, para variar se intentan aprovechar del turista pero la opción es hacerles saber que no somos tontos y nos percatamos que intentan timarnos.



La visita al Monasterio Bajo (Xià Sì) es guiada por los monjes (30 Y por persona), que lo único que hacen es abrirte las puertas de los templos, ya que no saben hablar ingles. Por lo menos, nos va diciendo los diferentes dioses que hay en cada sala y nos sonríen continuamente. En este monasterio es donde se enseña a pintar los thangkas, que son un tipo de arte religioso donde hacen representaciones de la vida de buda y que aquí se venera mucho.


En este monasterio están los mejores artistas y budistas de toda China vienen a llevarse los thangkas, incluso reciben importantes encargos desde Lhasa. Curiosamente en este monasterio los monjes nos han dejado hacer fotos en el interior de los templos, incluso en el edificio donde ellos se reúnen y cantan sus oraciones.



Al acabar la visita guiada, paseando alrededor del templo y la fila de estupas blancas, hemos visto a unas mujeres en el patio exterior que estaban preparando una masa de arcilla mezclando barro y algodón y amasándolo a golpes con un palo. Luego hemos visto que en el edificio de enfrente los monjes estaban utilizando esta arcilla para hacer esculturas enormes de dioses budistas y nos han dejado curiosear y ver su trabajo.



Han sido muy amables y algunos han intentado hablar con nosotros chapurreando algo de inglés. Al salir del monasterio hay varias salas de exposiciones de los thangkas para poder comprarlos pero hemos decidido que los precios eran demasiado prohibitivos para nuestro presupuesto, los de tamaño cuartilla rondaban los 800Y (115 €). La verdad es que algunos se ven muy bonitos pero piden demasiado dinero por ellos, aparte de tener que llevarlos todo el viaje contigo, así que otra vez será!

Después, subiendo por la carretera que sale del monasterio de abajo llegamos al Monasterio Alto (Shàng Sì) que es menos espectacular que el de abajo, así que le hemos dado un rodeo para verlo por encima y aprovechando una pequeña furgoneta que pasaba por la carretera hemos vuelto a la ciudad por 4 yuanes, eso sí compartida con otros 6 pasajeros. Y como casi son las 12:00, vamos a comprar los billetes para mañana a la estación de autobuses y esta vez no ha habido problemas y en cinco minutos tenemos nuestros billetes para las 8 de la mañana a Xiàhé.

Sobre las 12:30 nos vamos a buscar un restaurante para comer, como ya lo teníamos localizado y tampoco es que haya muchos por la zona, rápidamente estamos sentados en una mesa redonda y con las cartas en la mano tratando de elegir entre una extensa variedad de platos de comida china fotografiados. Parece fácil pero muchas veces las fotografias engañan y pides pensando que es pato y luego es pollo o cualquier otra cosa. Al principio estamos solos en el restaurante pero pronto llega un autobús lleno de turistas chinos que llenan el restaurante en un abrir y cerrar de ojos. Y de momento nos convertimos en la atracción todos se fijan descaradamente en nuestra mesa hasta que un par de ellos rompe el hielo y se acercan a preguntarnos de donde somos en inglés. Lo que pasa después es que acabamos haciéndonos fotos con todos y uno de ellos nos pide la dirección de mail para mandarnos la foto. También nos da su dirección y todos sus datos, aparte de pedirnos el telefono por si algún día va por España. Estos chinos no pierden la ocasión para hacer negocios y me preguntan en que trabajo por si estoy interesado en algún tipo de relación comercial. Uno de ellos me dice que es un inspector oficial, que por aquí debe ser algo importante. Menos mal que ya habíamos terminado de comer porque en un momento teníamos la mesa rodeada. Pedimos la cuenta y nos despedimos de nuestros nuevos “socios”.


De camino al hotel nos compramos el postre, medio melón amarillo por fuera y naranja por dentro, delicioso (5 Y). Y tras descansar un par de horitas en el hotel y evitar el calor del mediodía, nos decidimos a visitar otro importante monasterio de los alrededores de Tongren, el Gomar Gompa (Guomári Sì). Este precioso monasterio de 400 años recuerda a un pueblo amurallado medieval con sus muros de adobe y su laberinto de callejuelas. En el exterior tiene una colosal chörten (la mayor de Amdo).


Para llegar cogemos un taxi por 20 Y que nos deja enfrente de la gran chörten y la verdad es espectacular. La taquilla de entrada está cerrada y no hay ningún visitante por allí sólo un anciano monje sentado frente a la entrada del complejo que nos indica que visitemos la corten y una vez hecho le pedimos permiso para poder visitar el recinto por dentro y muy amablemente nos da paso y no nos cobra nada.


En su interior encontramos pequeñas callejuelas que albergan las casas de los monjes y de los aldeanos que trabajan las tierras circundantes y varias explanadas donde encontramos un par de templos que visitamos por fuera porque estaban cerradas.



Pero la visita valió la pena porque el lugar es muy tranquilo y nos cruzamos con varios aldeanos, monjes y grupos de niños, con los que jugamos un rato antes de irnos. Les encanta ver las fotos en la cámara digital y no paran de reírse al verse en ella.


Para volver nos paró una furgoneta mientras salíamos a la carretera principal y por 6Y estuvimos de nuevo en Tongren, pero en ese momento empezó a llover torrencialmente y nos refugiamos en un restaurante tomándonos una especie de zumo tropical espumoso que nos sacaron al pedir lo que creíamos que era una cerveza.

Tras la lluvia volvimos al hotel y aprovechamos para conectarnos, actualizar el blog y contactar con la familia mientras en la calle continuaba la lluvia hasta las 8 de la tarde. Luego bajamos a cenar al mismo restaurante de los pinchos de ayer pero, hoy a pesar de ser sábado no había nada de ambiente por las calles seguramente por la continua lluvia. 


Esta vez pedimos algo de verdura, tofu y cordero para cenar y luego nos fuimos a descansar porque al día siguiente nos esperaban 3 - 4 horas de bus a Xiàhé.

2 comentarios:

  1. Hola! que chulo todo. Estoy esperando más fotitos.
    Un besote y a seguir disfrutando

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  2. hola pareja!!! muy chulas las fotos
    haber si con tanto monasterio se me queda juanan alli ;)

    un beso de los tres.

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